IDEALISMO CRÍTICO DE KANT
Por: Ouspensky
¿Cuando pensamos en conceptos, ya pensamos fuera del tiempo y del espacio?
Aunque no nos demos de esto una explicación muy clara, por lo general,
pensamos en tiempo y espacio sólo mediante representaciones; pero cuando
pensamos en conceptos, ya pensamos fuera del tiempo y del espacio.
A su criterio Kant lo llamaba idealismo crítico.
El idealismo de Kant reconoce la existencia de un mundo de causas fuera de
nosotros, pero afirma que no podemos percibir este mundo a través de la
percepción de los sentidos, y que, en general, todo lo que vemos es nuestra
propia creación, el "producto del sujeto perceptor".
Así, de acuerdo con Kant, todo lo que hallamos en los objetos es puesto
dentro de ellos por nosotros.
No sabemos a qué se parece el mundo independientemente de nosotros.
Además, nuestra concepción de las cosas nada tiene en común con las cosas
como son en sí mismas, aparte de nosotros.
Y, lo que es más importante que todo, nuestra ignorancia de las cosas en sí
mismas no se debe a nuestro conocimiento insuficiente sino al hecho de que
somos totalmente incapaces de tener un conocimiento correcto del mundo por
medio de la percepción de los sentidos
Para expresarlo de modo diferente, es incorrecto decir que aún sabemos poco
pero que luego sabremos más y, al final, llegaremos a una comprensión correcta
del mundo; es incorrecto porque nuestro conocimiento experimental no es una
brumosa representación del mundo real; es una representación muy vivida de un
mundo enteramente irreal, que surge alrededor de nosotros en el momento de
nuestro contacto con el mundo de las causas verdaderas, que no podemos alcanzar
porque hemos perdido nuestro camino en el mundo "material" irreal.
Así, la expansión del conocimiento objetivo nos trae más cerca de la
cognición de las cosas en sí mismas o de las causas verdaderas.
En “Crítica de la Razón Pura”, Kant dice:
Nada que sea intuido en el espacio es una cosa en sí misma, y el espacio no
es una forma que pertenezca como propiedad a las cosas; sino que los objetos
son enteramente desconocidos para nosotros en sí mismos, y lo que llamamos
objetos externos no son nada más que meras representaciones de nuestra
sensibilidad, cuya forma es el espacio, pero cuya correlación real, la cosa en
sí, no se conoce por medio de estas representaciones ni podrá conocerse jamás,
pero respecto de la cual, en la experiencia, no se efectúa jamás una
indagación...
Las cosas que intuimos no son en sí mismas lo mismo que nuestras
representaciones de ellas en la intuición, ni sus relaciones en sí están de tal
modo constituidas como nos parecen: y si quitamos el sujeto, o siquiera
solamente la constitución subjetiva de nuestros sentidos en general, entonces
desaparecen no sólo la naturaleza y las relaciones de los objetos en el espacio
y el tiempo, sino inclusive el espacio y el tiempo mismos...
Es enteramente desconocido para nosotros cuál sea la naturaleza de los
objetos considerados como cosas en sí mismas y sin referencia a la receptividad
de nuestra sensibilidad.
No sabemos nada más que nuestro modo de percibirlos...
Suponiendo que debemos llevar nuestra intuición empírica (percepción
sensorial) incluso hasta el grado más elevado de claridad, de ese modo no
deberíamos avanzar un solo paso más cerca del conocimiento de la constitución
de los objetos como cosas en sí mismas...
Decir, pues, que toda nuestra sensibilidad no es sino la representación
confusa de cosas que contienen exclusivamente lo que les pertenece como cosas
en sí mismas, y esto bajo una acumulación de marcas características y
representaciones parciales que no podemos distinguir en la consciencia, es una
falsificación de la concepción de la sensibilidad y la fenomenización, que
torna de ese modo a toda nuestra doctrina en vacía e inútil.
La diferencia entre una representación confusa y una clara es meramente
lógica y nada tiene que ver con el contenido.
Ouspensky
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