EL VALOR
COGNOSCITIVO DE LAS EMOCIONES
En la
actual etapa de su desarrollo, si bien el hombre aprende a conocer muchas cosas
por medio del intelecto, también conoce muchas cosas a través de las emociones.
Las
emociones de ningún modo son instrumentos del sentimiento por el sentimiento; todas ellas son instrumentos del conocimiento.
Mediante
cada emoción, el hombre aprende a conocer algo que no puede conocer sin su
ayuda -algo que no puede conocer por ninguna otra emoción ni por ningún
esfuerzo del intelecto.
Si
consideramos a la naturaleza emocional del hombre como de por sí limitada, como
sirviendo a la vida sin servir al conocimiento,
nunca entenderemos su contenido y significación verdaderos.
Las
emociones sirven al conocimiento.
Hay cosas
y relaciones que sólo pueden conocerse emocionalmente y sólo a través de una emoción dada.
Para entender la psicología del juego
es necesario sentir las emociones de un jugador; para entender la psicología de la caza es necesario
sentir las emociones del cazador; la psicología de un hombre enamorado es
incomprensible para un hombre que es indiferente; el estado mental de
Arquímedes cuando salió a los saltos de su baño es incomprensible para el
ciudadano apacible que lo juzga un loco; los sentimientos de, un viajero que
respira el aire de mar y contempla su vasta extensión, son incomprensibles para
un hombre contento con su vida sedentaria.
Los
sentimientos de un creyente son incomprensibles para un incrédulo, y los de un
incrédulo son incomprensibles para un creyente.
La razón
de por qué los hombres se entienden tan poco entre ellos es que viven siempre
por emociones diferentes.
Y sólo se
entienden entre ellos cuando llegan a experimentar simultáneamente emociones
idénticas.
La
sabiduría popular conoce bien este hecho:
"El ahíto
no entiende al hambriento", dice; "un ebrio no es compañero de un
sobrio", "cada oveja con su pareja".
En esta
comprensión mutua, o en la ilusión de una comprensión mutua de estar inmersos
en emociones similares, radica uno de los principales encantos del amor.
En esta
misma ilusión radica el secreto del poder del alcohol sobre las almas humanas,
porque el alcohol produce la ilusión de la comunión de los mismos y estimula
simultáneamente la fantasía en dos o más personas.
Las
emociones son las ventanas de vidrios de colores del alma, ventanas de colores
a través de las cuales el alma mira al mundo.
Cada una
de estas ventanas ayuda a descubrir ciertos colores en el objeto que se
examina, pero al mismo tiempo oculta los contrastantes.
En
consecuencia, es muy correcta la expresión de que una iluminación emocional
unilateral nunca podrá dar una idea correcta de un objeto.
Nada nos
da una idea tan clara de las cosas como las emociones, y nada nos engaña tanto
como las emociones.
Cada
emoción tiene su propia finalidad de existencia; pero el valor cognoscitivo de
las emociones es diferente.
Hay
emociones que son necesarias, importantes, indispensables para una vida de
conocimiento -y hay emociones que estorban más que ayudan a la comprensión.
Teóricamente,
todas las emociones sirven al conocimiento: todas las emociones surgen como una
consecuencia de la cognición de una u otra cosa.
ouspensky
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