COMPRENSIÓN
POR EL APÓSTOL PABLO
"A
fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de
comprender con todos los Santos cuál sea la ANCHURA , la LONGITUD , la PROFUNDIDAD y la
ALTURA."
Primero
que todo, ¿qué significa comprender la ANCHURA , la LONGITUD , la PROFUNDIDAD y la ALTURA ?
¿Qué
podrían ser sino comprender el
espacio?
Y ya
sabemos que comprender los misterios del espacio es empezar la comprensión
superior.
El
apóstol dice que los que estén "arraigados y cimentados en amor" comprenderán con todos los
santos qué es el espacio.
Aquí se
suscita esta pregunta: ¿por qué el amor debe dar comprensión?
Está
claro que el amor conduce a la santidad.
El
amor, como lo entiende el apóstol Pablo (capítulo 13 de la Primera Epístola a
los Corintios) es la más elevada de todas las emociones, la síntesis, la fusión
de todas las emociones superiores.
No
puede haber duda de que ella conduce a la santidad.
La santidad es el estado del espíritu
liberado de la dualidad del hombre con su eterna desarmonía de alma y cuerpo.
En el
lenguaje del apóstol Pablo, santidad significa incluso un poco menos que en
nuestro lenguaje actual.
A todos
los miembros de su iglesia él los llamaba santos.
En su
lenguaje, ser un santo significaba ser justo, moral, religioso.
Decimos
que éste es el único camino hacia la santidad.
La
santidad es algo diferente: algo que se alcanzó.
Pero no
importa que la consideremos en el lenguaje de él o en el nuestro: la santidad
es una cualidad sobrehumana.
En la
esfera de la moralidad, corresponde al genio
en la esfera del intelecto.
El amor es el camino hacia la santidad.
Pero el
apóstol Pablo conecta a la santidad con
el CONOCIMIENTO.
Los
santos comprenden qué es la
anchura, la longitud, la profundidad y la altura: y él dice que todos (a través
del amor) podrán comprender esto con ellos.
¿Pero
qué han de comprender ellos?
Han de comprender
el espacio.
Porque
"anchura, longitud, profundidad y altura", traducido a nuestro
lenguaje de definiciones más breves, significa espacio.
Y esto
último es lo más extraño que todo.
¿Cómo
pudo el apóstol Pablo conocer y pensar que la santidad da una nueva comprensión
del espacio?
Nosotros
sabemos que debería, ¿pero cómo pudo él conocer esto?
Ninguno
de sus contemporáneos conectó las ideas de la comprensión del espacio con la
santidad.
Y aún
no existía la cuestión del "espacio" en aquella época, al menos no
existía entre los romanos y griegos.
Sólo
ahora, después de KANT y tras
haber tenido acceso al tesoro del pensamiento oriental, entendemos que es
imposible pasar a un nuevo grado de consciencia sin una expansión del sentido
del espacio.
¿Pero
es esto lo que quiso decir el apóstol Pablo, aquel hombre extraño, funcionario
romano, perseguidor del Cristianismo primitivo que se convirtió en su
predicador, filósofo, místico, hombre que "vio a Dios", audaz
reformador y moralista de su época, que luchó en favor del "espíritu"
contra la "letra" y que, ciertamente, no fue responsable de que, más
tarde, no se le entendiera según el "espíritu" sino según la
"letra"?
¿Qué
quiso decir?
No lo
sabemos.
Pero,
consideremos estas palabras del Apocalipsis y de las Epístolas desde el punto
de vista de nuestro "pensamiento positivista" corriente que, en
ocasiones, consiente graciosamente admitir el "significado
metafórico" de la mística.
¿Qué
veremos?
NO
VEREMOS NADA.
La
vislumbre del misterio, revelada por un momento, se esfumará inmediatamente.
No
habrá nada salvo palabras sin significado alguno, con nada en ellas que atraiga
nuestra fatigada atención que fluctuará sobre ellas como lo hace sobre todo lo
demás.
Daremos
vuelta la página con indiferencia, y con igual actitud cerraremos el libro.
Efectivamente,
es una metáfora interesante, ¡pero nada más!
Y no
nos damos cuenta de que nos robamos a nosotros mismos, despojamos a nuestra
vida de toda belleza, de todo misterio, de todo significado, y luego nos
preguntamos por qué estamos tan aburridos y hastiados, por qué no tenemos
deseos de vivir; no vemos que no entendemos nada de lo que nos rodea; que la
fuerza bruta, el engaño o la falsificación ganan siempre, y que no tenemos nada
que oponerles.
EL
MÉTODO POSITIVISTA NO ES BUENO.
ouspensky
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