QUERER
LO QUE SE TIENE QUE HACER
Conviene
mucho querer lo que se tiene que hacer porque nos libera interiormente.
"Todo
lo que viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas" (Eclesiastés
IX, 10).
Agregaría
a modo de comentario:
"Todo
lo que te viniere a hacer, hazlo según tus fuerzas".
Y esto
quiere decir quererlo, en cuanto tenemos voluntad.
Dije
una vez que había una buena manera de observarse a sí mismo desde otro ángulo
—es decir, observar a qué cosas se ponen reparos en el día y tratar de querer
aquello a lo cual se ponen reparos y no aceptarlo meramente.
Hay que
decirse algo semejante a esto: "Vamos, ocupémonos de esto".
Y les
aseguro que es una muy buena manera de acabar con muchas cosas que tenemos que
hacer en el día.
¿Por
qué?
Una de
las razones es que es tan fácil volverse negativo cuando se quiere hacer otra
cosa o no se ve por qué uno habría de hacer esa otra cosa.
Se dice
uno para si: "Esto es injusto".
Pero en
la vida todo es injusto.
Nada es
recto o justo en esta Tierra, y tendrían que leer el maravilloso capítulo de
Ouspensky acerca del Misticismo Experimental para entender que nuestra idea de
justicia en la Tierra es una ilusión, tal como lo vio él a través de la
percepción interior de un plano más elevado de comprensión.
En este
nivel toda la humanidad dormida pertenece a un diminuto planeta que es una
especie de manicomio.
No hay
justicia, no hay rectitud.
Si
todos los que están en la Tierra llegaran a ser conscientes, entonces la
historia sería muy diferente.
Basta
observar lo que está sucediendo en el mundo hoy en día.
Por eso
en lugar de referir todas las cosas a la idea de rectitud y justicia es mucho
más conveniente querer lo que hay que hacer en todo y tratar de despertar de
las emociones negativas.
Esto
nos procura libertades y paz interior.
Cocear
contra el aguijón nos hace más negativos y por lo tanto menos y menos libres.
Esta
conferencia se refiere a las dos maneras de tomar los eventos de la vida.
Una es
no identificarse con ellos; la otra es quererlos.
A veces
hemos de emplear uno de los métodos, otras el otro, o ambos.
Les
diré también un secreto.
Hemos
de querernos los unos a los otros: este es el principio del amor consciente.
Maurice
Nicoll
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