jueves, 22 de enero de 2015

LA ANALOGIA DEL PROFESOR DE CLASE

LA ANALOGÍA DEL PROFESOR Y SU CLASE
Por: Maurice Nicoll

¿Qué pruebas existen acerca de los niveles de conciencia en el hom­bre desde el punto de vista fisiológico? ¿Qué es lo que nos dice la neurología?

En sus enseñanzas acerca del sistema nervioso, Hughlings Jackson, el precursor de la neurología en Inglaterra, lo concibe como un sistema de niveles nerviosos integrados, en el cual lo superior contiene y gobier­na lo inferior.

¿Qué es el sistema nervioso?

Debemos entender que el sistema nervioso no es una cosa, una com­posición, una uniformidad.

Es una estructura de diferentes agrupaciones de células ajustadas y eslabonadas conforme al principio de la escala y que aparentemente preside la corteza cerebral que, en sí misma, mues­tra varios estratos o niveles de células nerviosas.

Jackson enseña que si se debilita la acción de un nivel superior del sistema nervioso la actividad del nivel inferior queda liberada.

Una función inferior reemplaza a una superior.

El punto al cual dio mayor énfasis es que, si lo consideramos fisiológicamente, no podríamos nunca comprender la acción del sistema nervioso a menos que tomemos en cuenta el factor de esta liberación, pues muchos síntomas de los desórde­nes nerviosos consisten justamente en este fenómeno de liberación.

Es preciso tratar de entender con claridad lo que significó Jackson.

EL PROFESOR Y SU CLASE………

Imaginemos un profesor a cargo de una clase de estudiantes, y suponga­mos que representa el nivel superior en tanto que los muchachos representan el inferior, y que toda la clase constituye un 'sistema integrado' que trabaja de cierto modo.

Si el profesor quedase dormido, el nivel inferior quedaría 'liberado', o sea que los muchachos comenza­rían a conducirse como quisieran y todo el sistema trabajaría de un modo bastante distinto.

Esto no se debe únicamente a que el profesor duerma (hecho que Jackson hubiese descrito llamándolo factor negativo, o sea algo que de por sí no da lugar a ninguna manifestación o síntoma).

Más bien se debe a que los muchachos quedan libres del control que sobre ellos se ejerce, con el consiguiente desorden.

Dicho en otra forma, si un ni­vel superior del sistema nervioso no trabaja, la ausencia de su función no se puede discernir en sí misma.

Lo único manifiesto será la liberada actividad del nivel inferior, y eso es lo único que se puede estudiar.

La función del nivel superior estará únicamente ausente.

Será imposible deducir su naturaleza, pues nosotros únicamente podemos percibir y estudiar la actividad liberada del nivel inferior.

Supongamos que el profesor, al dormir, se haga invisible y que nosotros no sepamos absolutamente nada acerca del funcionamiento de una clase.

Únicamente veremos un montón de muchachos que alborotan.

Nada podremos deducir acerca del verdadero trabajo de la clase en base a semejante desorden.

Seguirá siendo algo desconocido para nosotros.

En la ausencia de una función superior, necesariamente aparece una inferior.

Y esta es de un orden diferente.

La función superior no puede deducirse de la inferior.

Si pensamos en esto desde el punto de vista de los niveles de con­ciencia, veremos que bajo nuestro nivel ordinario existe uno inferior, un nivel de otro orden.

Jackson observó que al perturbarse el nivel ordinario de conciencia a menudo surgen marcados estados, como de sueño, que atribuyó a la liberación de la actividad de un nivel inferior.

Se manifiesta otra calidad de conciencia, pues a este nivel las cosas pueden unirse de un modo imposible para el nivel ordinario, y nos ve­mos expuestos a fantásticas influencias, a pesadillas, etc., que no existen en un nivel superior.

Cuando en la personalidad existen contradicciones muy notables, este estado de sueño tiende a surgir en cualquier momento y a interferir en la vida.

No tenemos ningún derecho de creer que nuestro nivel ordinario de conciencia sea la forma más elevada de conciencia, o la única modali­dad de experiencia que le es posible al hombre.

No podemos decir que el campo de la experiencia interna de sí mismo está necesariamente limitado a los estados de sueño o a la conciencia ordinaria.

No sólo he­mos de considerar la posibilidad de que hay un nivel por encima de nuestro nivel ordinario de conciencia al cual ocasionalmente desperta­mos, sino, también que nuestra conciencia ordinaria se integra a un sistema mayor cuando esto ocurre.

Desde este punto de vista, deberíamos considerar que nuestra con­ciencia ordinaria es un fenómeno de liberación.

Deberíamos estudiarnos a nosotros mismos desde el punto de vista de que somos individuos des­integrados y no integrados.

Con respecto a las pruebas, lo que puede decirse desde el punto de vista fisiológico es que el sistema nervioso aparentemente dista mucho de funcionar bajo condiciones ordinarias.

Pero, hablando en términos clínicos, estas pruebas son algo muy difícil de asir.

Es necesario acercarse al problema desde el punto de vista psico­lógico

Maurice Nicoll


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