UN
PENSAR MÁS INTERIOR
Por:
Maurice Nicoll
PARTE I
Cuanto
mas interior se vuelva el Trabajo, tanto más vemos en el.
Donde
veíamos una sola cosa, ahora vemos varias.
Este
desarrollo de la comprensión se debe a que obran más partes interiores de los centros.
Las
partes externas de los centros —esto es, las partes denominadas motoras o
mecánicas— reciben las ideas del Trabajo de un modo general y superficial.
No
ven que cada idea contiene muchas cosas que, vistas a la distancia, parecen ser
una sola cosa.
Así
la gente suele decir: "Fulano hablo y vi una o dos cosas de manera
completamente nueva".
EL
CONSENTIMIENTO INTERIOR………
Esto
es lo que tiene que suceder si el Trabajo fue captado por el consentimiento
interior, que depende de la valoración.
Pero
no puede llegar a ser una experiencia si falta el consentimiento interior,
porque el movimiento hacia lo interior es bloqueado por la falta de
consentimiento.
Cuando
una cosa se abre en más cosas, y sigue acrecentándose así, la inteligencia del
Trabajo crece en una persona.
Tal
vez piense que se debe a su inteligencia.
En
todo caso, cuando ve en la práctica la significación que tienen las ideas
capaces de desarrollar al hombre interior —esto es, la enseñanza esotérica—
cabe compararlas con una pequeña semilla que crece hasta transformarse en un
gran árbol, o con el surgimiento de una fuente de agua viviente.
Pero
suele suceder que una persona que oye otra manera de contemplar una de las
ideas cree que es una contradicción o se ofende.
No
hay, desde luego, contradicción en abrir una cosa y descubrir cada vez más
partes componentes que están dispuestas en un todo; y sentirse ofendido es una
señal de una mente aun gobernada por la envidia.
Es
necesario que al principio se vea el Trabajo de cierto modo.
Más
tarde, si lo valoramos por ser distinto de los valores de vida, lo vemos de
otro modo.
Luego
otra vez, de otro modo, y así sucesivamente sin llegar al fin.
Por
ero nunca se puede conocer el
Trabajo tal como a veces se lo imagina, del mismo modo que no se puede conocer el
arte.
Y
con cada nueva introspección, en nosotros lo interior o esencial se desarrolla
hacia los inagotables significados de los Centros Superiores; y lo que éramos,
y tomábamos como nosotros mismos, se vuelve cada vez menos valioso, y cada vez
mas remoto para nuestra conciencia.
Todo
ello es difícil o imposible para una mente rígida, literal, formatoria.
PARTE II
Todo
lo que vemos es causado por algo o de otro modo no podría existir.
Vivimos
en un mundo de efectos.
El
mundo fenoménico, el mundo tal como se ve, con todos sus objetos de diferentes
formas y colores, es un mundo de efectos.
Las
causas de esos efectos no son visibles.
Están
tras los efectos.
No
son inmediatamente evidentes a los sentidos.
Pero
pueden llegar a serlo a la mente.
LA
CONEXIÓN entre causa y efecto es un misterio, porque la causa y el efecto están
en diferentes niveles.
Ahora
bien, es claro que es necesario pensar acerca de la causa de una rosa —esto es,
emplear la mente—.
Por
ejemplo, en una historia de detectives, hay un muerto.
Este
es un efecto evidente a los sentidos.
Pero
la causa no es evidente de la misma manera.
Solo
el empleo de la mente lo revelara.
Esto
es, el plano o nivel de las causas es diferente de los efectos producidos por
ellas.
Y aquí,
desde luego, prosperan y florecen infinitos errores, porque los efectos pueden
ser atribuidos a una causa equivocada.
Ahora
bien, si pudiéramos pensar desde las causas correctas nos moveríamos en la
dirección de un pensamiento más interior, el cual ve más.
En
un efecto hay muchas causas.
Cuando
nos tomamos como un solo ser, pensamos desde el efecto, desde la apariencia.
Cuando
nos damos cuenta que somos diferentes seres, empezamos a pensar desde el nivel
de las causas.
En
suma, empezamos a pensar más interiormente y así, en lugar de ver un solo ser,
vemos muchos seres.
El
Trabajo nos encamina por esa dirección.
PARTE III
Pero
hay una clase de pensar aun más interior y esto es pensar desde los fines.
El
fin, la causa y el efecto forman una triada.
El
efecto no podría existir sin la causa y la causa no podría existir sin el fin.
El
fin es la causa de la causa y así del efecto.
Esto
es, el fin entra en la causa y el efecto.
Una
persona ve una silla enfrente de ella.
¿Qué
ve esa persona?
Ve
un efecto.
¿Cuál
es su causa?
Sus
causas efectivas son muchas: el taller del ebanista, la madera, las
herramientas, el carpintero.
¿Pero
cuál es la causa de la causa o de las causas?
La
causa de la causa es el fin, y el fin era tener algo conveniente para sentarse
encima.
Puede
parecerles a ustedes que el fin es uno solo.
Las
causas puestas en movimiento por el fin son muchas (pero escogidas y
simplificadas según la inteligencia que obra).
El
resultado o efecto es nuevamente uno.
Por
lo tanto pensar desde los fines parecería estrechar el pensar.
Pero
no ocurre así.
Cada
fin es una particularidad en el fin universal y el fin universal esta en cada
particularidad y así el fin es infinito.
Al
llegar a ser consciente de lo universal en el cenicero, Ouspensky se acerco al
infinito y sintió el peligro.
Si
reflexionan que la causa de cualquier cosa es todo, sentirán que se les escapa
el punto de apoyo o razón.
Sin
embargo es verdad que cualquier momento en el tiempo esta donde esta y debe
estar.
Hay
que dejar expandir la conciencia para poder contemplarlo.
Los
planetas están exactamente donde están, las aves volanderas están justamente
donde están, las hojas de te en la taza donde están, las cartas en la mesa, los
dados, los nudillos que descansan en la arena —todo esta donde esta y debe
estar en ese momento de tiempo—.
Lo
universal esta en cada particularidad y en cada particularidad esta lo
universal, y no obstante cada particularidad es diferente y lo universal es uno
e idéntico.
Se
dice de Los Ángeles, he leído, que son capaces de comprender al hombre entero
partiendo de un pelo de su cabeza: y no cabe duda que podemos hacer algo
similar partiendo de una huella dactilar.
Ver
el universo en un solo cenicero es ser consciente de los fines. Una cosa se
convierte en miríadas.
Pero
esos pensamientos son muy difíciles y al pensar en función del fin, conviene más pensar, digamos, en
el Hombre creado como un organismo auto-desarrollante como fin y examinar de
que modo tal idea reordena nuestro pensar y lo hace mas interno.
En
el Instituto en Francia se nos dio un ejercicio.
Al
examinar una caja de fósforos, digamos, teníamos que pensar en su origen,
empezando con la causa de su origen.
Pero
ahora olvide el modo de proceder…..
Tal
vez entre ustedes algunos lo recuerden.
Nota adicional.
Hemos
de seguir conectando las partes más interiores de los centros con
acrecentamiento de significado.
La
mente puramente formatoria usa las partes externas de los centros.
Por
esta razón las ideas del Trabajo siguen siendo estériles, esto es, no crecen ni
se expanden en su significado.
Y
aquí tienen cabida la cuestión de la valoración del Trabajo.
Las
partes emocionales de los centros ven mucho más que las partes motoras.
Las
partes intelectuales ven aun más y se conectan eventualmente con los Centros
Superiores que ven miriadas de cosas en lo que las partes externas ven una sola
cosa.
Prepunta: ¿Qué es el Pensar Relativo desde el
punto de vista del Trabajo?
Respuesta: Pone en relación la particularidad con
lo universal.
Llega a conocer
la parte en relación con el todo.
Esto es, no se
puede conocer una particularidad exactamente, a no ser que se conozca algo del
todo, del cual es parte, es decir, no se puede conocer exactamente la Tierra a
menos de conocer algo del Sistema Solar, la Galaxia, etc., y así del Universo
mismo.
Pregunta: ¿Qué
es más universal —la Verdad o el hombre verídico?
Respuesta: La
Verdad. ¿Cómo se puede saber que es un hombre verídico a no ser que se conozca algo
sobre la Verdad?
Maurice
Nicoll
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