SER MÁS EMOCIONAL
Por: Ouspensky
Todos sentimos que
teníamos que darnos prisa, que realmente hacíamos demasiado poco con respecto a
la tarea inmensa que nos habíamos fijado.
Comprendimos que
nuestra oportunidad de aprender más de ella, podía desaparecer tan súbitamente
como había aparecido, y nos esforzamos en aumentar la presión del trabajo en
nosotros mismos, y en hacer todo lo que nos era posible, mientras nos
favoreciesen las condiciones.
Apoyándome en cierta
experiencia en esta dirección, que había tenido antes, comencé a ejercitarme
muy seriamente.
Llevé a cabo una
serie de ayunos de corta duración pero muy intensos.
Los llamo
"intensos" porque de ninguna manera ayunaba por razones de salud; por
el contrario, trataba de dar a mi organismo los choques más fuertes posibles.
Además, me puse a
"respirar" según un sistema preciso que, aplicado al mismo tiempo que
el ayuno, me había dado antes interesantes resultados psicológicos; también me
ejercitaba en la "repetición" según los métodos de la "oración mental", que antes
me había ayudado mucho a concentrarme y a observarme.
En fin, me entregué a
una serie de ejercicios mentales, bastante difíciles, para disciplinar mi
atención.
No voy a describir
estos ejercicios; no los emprendí, después de todo, sino para tantear el
terreno, sin saber exactamente adonde me podrían conducir.
Mas en conjunto,
todos estos esfuerzos, así como nuestras conversaciones y nuestras reuniones,
me mantenían en un estado de tensión desacostumbrada, y de esta manera me prepararon,
en gran parte, para la serie de experiencias extraordinarias por las cuales iba
a pasar.
En efecto, Gurdjeff
cumplió su palabra: vi "hechos", y comprendí simultáneamente lo que
él tenía en mente cuando dijo que antes de los hechos eran necesarios muchos
otros elementos.
Los otros elementos
eran una mejor preparación, una comprensión más profunda de ciertas ideas, y la
necesidad de encontrarse en cierto estado.
La necesidad de este
estado, QUE ES EMOCIONAL, es seguramente la menos reconocida, quiero decir que
no comprendemos que tal estado sea indispensable, y que sin él los
"hechos" son imposibles.
Llego ahora al
problema más difícil: la absoluta imposibilidad de describir los
"hechos" mismos.
¿Por qué?
A menudo me he
planteado esta pregunta.
Y sólo puedo
contestar que tales hechos son de naturaleza tan personal que en ningún caso se
pueden comunicar a los demás.
Ahora he comprendido
que esto no era así solamente en mi caso: siempre es así.
Recuerdo que siempre
me habían indignado afirmaciones de esta clase cuando las había leído en las
memorias o los relatos de personas que habían pasado por extraordinarias
experiencias y luego rehusaban describirlas.
Habían buscado lo
milagroso y bajo una forma u otra, creían haberlo encontrado.
Entonces
invariablemente decían: "Lo he encontrado... pero no puedo describir lo
que he encontrado."
Esto siempre me había
parecido artificial y falso.
Y he aquí que me
encontraba exactamente en la misma situación.
Había visto y
observado hechos que transcendían completamente la esfera de lo que
consideramos posible, o admisible, y no podía decir nada de ello.
Lo esencial en estas
experiencias era su contenido interior y el nuevo conocimiento que comunicaban.
Pero no se podía
describir su aspecto exterior mismo sino muy aproximadamente.
Ouspensky
No hay comentarios:
Publicar un comentario