miércoles, 21 de enero de 2015

LA MISTICA

LA MÍSTICA
Por: Ouspensky

¿Qué es, pues, la mística?

Podemos decir que los estados místicos de la consciencia se conectan con la cognición bajo condiciones de consciencia expandida.

Si consideramos a los estados místicos como cognición mediante consciencia expandida, podemos adelantar criterios muy claros para discernirlos y entresacarlos del conjunto general de la experiencia psicológica.

1. Los estados místicos dan conocimiento que nada más puede darlo.

2. Los estados místicos dan conocimiento del mundo real con todos sus atributos.

3. Los estados místicos de los hombres pertenecientes a diferentes épocas y pueblos muestran asombrosa semejanza, y, a veces, completa identidad.

4. Los resultados de la experiencia mística son totalmente ilógicos desde nuestro punto de vista corriente.

Son superlógicos, o sea, el Tertium Organum, que es precisamente la clave de la experiencia mística, es plenamente aplicable a ellos.

Esto último es especialmente importante: la “ilogicidad” de los resultados de la experiencia mística hizo que la ciencia los repudiara.

Ahora hemos establecido que la “ilogicidad” (desde nuestro punto de vista) es la condición necesaria para conocer la verdad o el mundo real.

Esto no significa que todo lo ilógico sea verdadero o real, sino que ciertamente significa que todo lo verdadero y real es, desde nuestro punto de vista, “ilógico”.

Hemos establecido el hecho de que con nuestra lógica es imposible acercarse a la verdad, y también hemos establecido la posibilidad de un nuevo instrumento del pensamiento que ayuda a penetrar en regiones hasta ahora Inaccesibles.

Indudablemente, el conocimiento de la necesidad de tener semejante instrumento del pensamiento existió hace muchísimo tiempo, pues ¿qué es la fórmula TAT TUAM AS sino el axioma fundamental de la lógica superior?

Tú eres Eso significa: tú eres tanto tú como no-tú y corresponde a la fórmula superlógica: A es tanto A como no-A.

Si examinamos las antiguas escrituras desde este punto de vista, entenderemos que sus autores buscaban una nueva lógica, y no se contentaban con la lógica de las cosas del mundo fenoménico.

Entonces entenderemos la aparente “ilogicidad” de los antiguos sistemas filosóficos, que parecían construir para ellos mismos un mundo ideal en lugar del existente.

Precisamente, en estas construcciones de un mundo ideal es que a menudo se ocultan los sistemas de la lógica superior.

Uno de esos intentos no entendidos para construir un sistema de lógica superior, para dar un instrumento exacto de pensamiento que penetrara más allá de los límites del mundo visible, es el tratado de Plotino "Sobre la Belleza Inteligible".

Describiendo al cielo y a los Dioses, Plotino dice:

Todos los Dioses son venerables y bellos, y su belleza es inmensa.

Sin embargo, ¿qué otra cosa es ésta sino el intelecto a través del cual ellos son así y porque el intelecto se dinamiza en ellos de manera tan grande que los torna visibles (mediante su Luz]?

Pues ellos no son bellos por sus cuerpos.

Pues los Dioses que tienen cuerpos no derivan de ello su subsistencia como tales.

Pues no son una vez sabios y otra carentes de sabiduría; sino que son siempre sabios, en un intelecto impasible, estable y puro.

De modo parecido, conocen todas las cosas [por providencia], no los asuntos humanos sino los suyos propios, que son Divinos, y tal como el Intelecto los ve...

Para todas las cosas hay cielo, y allí la tierra es cielo, como también lo son el mar, los anímales, las plantas y los hombres...

De modo parecido, los Dioses que el cielo contiene no piensan que los hombres no merezcan su consideración, o cualquier otra cosa que haya allí (porque allí todo es Divino).

Y ellos ocupan y llenan sin cesar esa región [bienaventurada].

Pues a la vida que hay allí no la acompaña el trabajo, y la verdad [como dice Platón en "Fedro"] es su generadora, y alimento, su esencia y nodriza.

De modo parecido, ven todas las cosas, no aquéllas en las que está presente la generación sino la esencia.

Y se perciben en otras.

Pues allí todas las cosas son diáfanas; y nada es oscuro y resistente, sino que todo es patente para todos interna y cabalmente.

Pues la luz se encuentra por doquier con la luz; pues cada cosa contiene a todas las cosas en sí misma, y asimismo ve a todas las cosas en otra.

De modo que todas las cosas están por doquier, y todo es todo.

De modo parecido, cada cosa es todo.

Y el esplendor es allí infinito.

Pues allí todo es grande, puesto que hasta lo que es pequeño es grande.

También el sol que está allí es todas las estrellas.: y asimismo cada estrella es el sol y todas las estrellas.

Sin embargo, en cada uno predomina una propiedad diferente, pero al mismo tiempo todas las cosas son visibles en cada una.

De modo parecido, el movimiento es allí puro; pues el movimiento no es confundido por el móvil diferente de él.

Tampoco la permanencia sufre cambio de su naturaleza, porque no se mezcla con lo inestable.

Y allí lo bello es bello, porque no subsiste en la belleza [como en un sujeto].

Allí también cada cosa está establecida, no como en tierra extranjera, sino que el asiento de cada cosa es aquello que cada cosa es...

Tampoco la cosa misma es diferente del lugar en el que subsiste.

Pues su sujeto es el intelecto, y ella misma es intelecto...

Pero allí cada parte procede siempre del todo y es al mismo tiempo cada parte y el todo.

Pues aparece en realidad como una parte; pero quien tenga vista aguda la verá como un todo...

De modo parecido, allí no hay cansancio de la visión, ni plenitud alguna de la percepción que ponga fin a la intuición.

Pues allí no hay vacío alguno que cuando se llene pueda hacer que la energía visiva cese, ni esto es una cosa y aquello otra, como para hacer que una parte de una cosa no sea amigable con la de otra.

Y eso (el conocimiento) que allí es insaciable lo es porque su plenitud nunca le hace menospreciar aquello que lo llena.

Pues viéndolo ve mas abundantemente, y percibiéndose y percibiendo que los objetos de su percepción son infinitos, sigue a su propia naturaleza [en contemplación incesante]...

Y allí la vida es sabiduría; una sabiduría no obtenida mediante proceso racional, pues su totalidad existió siempre, y en ningún aspecto fue deficiente.

Como para necesitar investigar.

Sino que es la sabiduría primera, y no deriva de otra.

Ouspensky



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