miércoles, 21 de enero de 2015

LA FUERZA NEUTRAIZANTE DEL TRABAJO

LA FUERZA NEUTRALIZANTE DEL TRABAJO
Por: Ouspensky

Es difícil hallar la Fuerza Neutralizante del Trabajo.

Es inevitable una larga búsqueda para encontrarla.

Toda persona que ha logrado la suficiente convicción de que El Trabajo es algo real y que conduce a una meta, tiene que emprender esa búsqueda, sola, por si misma.

No se lo puede comunicar de una manera directa, como tampoco se puede comunicar el sabor de una manzana a alguien que nunca la probó.

El largo período de búsqueda para encontrar la Fuerza Neutralizante del Trabajo se inicia cuando uno se da cuenta que no se está trabajando de una manera correcta.

Esta comprensión es un sentimiento pasajero, un sabor momentáneo.

No es un pensamiento.

Quiero decir que una persona cualquiera puede pensar que no esta trabajando de una manera correcta, en especial la gente que se ha hecho al hábito y al goce de preocuparse por todos y todas las cosas.

Pero estoy hablando de una emoción, de un sabor interior, de un rápido discernimiento emocional, y no de un pensamiento.

No lo sabe, pero siente que no hace el Trabajo correctamente.

Observe que no estoy diciendo que usted siente cómo debe hacer el Trabajo correctamente, sino que siente que no lo esta haciendo correctamente —por el momento—.

No se le dice lo que es correcto sino solo que algo esta mal.

Esta es la manera del Trabajo una vez que ha empezado a actuar sobre usted.

No le indica lo que debe hacer, pero suele darle un rápido sentimiento de disgusto por lo que está haciendo.

Lo detiene —por el momento—.

Se le deja a usted hallar lo que debería hacer.

Decirle lo que debe hacer se asemejaría a una compulsión, y seria inútil, porque la compulsión no conduce al desarrollo interior.

Hacer una cosa debido a la compulsión es muy diferente de hacerla debido a la comprensión.

Es solo mediante la comprensión, que significa ver por sí por qué una cosa es necesaria, que puede tener lugar el desarrollo interior.

Y eventualmente, permítanme que lo diga aquí, se tiene que ver por si mismo por qué el Trabajo es necesario para uno.

Esto nos acerca a una actitud correcta hacia el Trabajo.

Puesto que el Trabajo nos enseña que, mientras la vida siga siendo la única Fuerza Neutralizante que actúa sobre nosotros, la Personalidad permanecerá activa y la Esencia pasiva, es necesario buscar otra Fuerza Neutralizante.

Una Esencia pasiva no puede crecer.

Esto significa que no habrá crecimiento de la Esencia a medida que nuestra vida prosiga, fuera del crecimiento parcial que tuvo lugar en los primeros años de la infancia.

En este caso se vive y se muere inacabado — un experimento en el auto-desarrollo que no pudo completarse—.

Desde luego, si la vida nos completase, la enseñanza esotérica no existiría.

Al estar la esencia cada vez más rodeada por las capas pesadas de la personalidad puede por ultimo separarse completamente de ella.

Entonces una persona esta muerta.

La personalidad la gobierna, y perderá el poder de pensar por si misma, entre muchas otras cosas.

Solo otra y diferente Fuerza Neutralizante proveniente del esoterismo puede modificar esta situación y eventualmente invertirla—.

Esa otra y diferente Fuerza Neutralizante en nuestro caso es El Trabajo Psicológico.

Su origen está fuera de la vida.

Esto no significa que en cuanto una persona se ponga en contacto con el Trabajo, tenga lugar ese cambio o esa inversión, como algunos imaginan.

Muy lejos de ello.

Por muchos años seguirá usando la Fuerza Neutralizante de la Vida y pensará según la Vida acerca del Trabajo.

No pensará acerca de la Vida según el Trabajo.

Esta es una de las dificultades.

No puede evitar trabajar según la Personalidad por mucho tiempo y así sus esfuerzos provendrán de la parte mala en si misma, y de motivos equivocados.

Sin la fuerza del nuevo pensar según las ideas del Trabajo, intentará hacer pasiva a la personalidad por medio de la personalidad.

Pero al cabo de un tiempo empezará a ver que esto es así —hasta cierto punto— debido a los breves sentimientos de que las cosas no andan bien.

Como dije, es difícil, y exige una prolongada búsqueda hallar la Fuerza Neutralizante del Trabajo —la fuerza que eventualmente hace que la Personalidad sea pasiva—.

MEDITANDO sobre cómo la personalidad, con sus prejuicios adquiridos, sus imitadas actitudes, sus topes y sus reacciones mecánicas, rodea la esencia como una alta muralla circular, vemos que es la causa principal de nuestra prisión.

Se protege a si misma.

Consideren como se venga con el resentimiento.

Es activa — esto es, ustedes están a su cargo—.

La parte de nosotros que puede crecer después que se ha formado la personalidad está ahora encerrada en una casita dentro de esa muralla —a la que tomamos como nosotros mismos—.

¿No es extraño que hemos de construir esa muralla, ladrillo tras ladrillo, en la primera parte de nuestra vida, y hacerla tan fuerte como sea posible y luego, en la segunda parte, derribarla, construir y ampliar la casita con algunos de los ladrillos?

Reforzada por la falsa personalidad con sus inagotables poderes de engaño, la Personalidad, que es esa muralla, puede emprender muy fácilmente el Trabajo de tal manera que hace creer a una persona que está trabajando según la nueva Fuerza Neutralizante del Trabajo.

Mientras que en todo ese tiempo está trabajando según la antigua Fuerza Neutralizante de la Vida.

Tal vez desee ser excelente o se piense que está dotada de misteriosos poderes y cosas semejantes.

Pero sea cual fuere el motivo, si la gente sigue trabajando según la personalidad y así según motivos pertenecientes a la Fuerza Neutralizante de la Vida, el Trabajo no puede arraigarse apropiadamente.

Si nunca experimentan los transitorios y peculiares sentimientos de que no están trabajando correctamente, se quedan detenidos.

Tal vez no se den cuenta de ello.

Necesitan un choque.

Una de las razones es que no ven verdad alguna en el Trabajo por si mismos.

Hablan del Trabajo de memoria pero no según la percepción de su verdad.

Ver la verdad actúa como un choque —el cual no se dan a si mismos—.

Esto se debe a que el orden de Verdad enseñado por el Trabajo solo puede ser comprendido por las divisiones más interiores de los centros y no por las divisiones exteriores donde mora la mente sensual.

El Trabajo no es una verdad sensual.

El suelo de la mente sensual no es conveniente para que puedan crecer en él las semillas del Trabajo.

Puede recordar la enseñanza del Trabajo pero no comprenderla.

Ahora bien, si una persona nunca ve por si misma y entiende la verdad de una sola de las ideas enseñadas por el Trabajo, NO TIENE PUNTO ALGUNO en el Trabajo, tal como suele decirse.

Dentro de ella todo se desplaza como la arena en el desierto.

Nada hay de lo cual aferrarse.

No tener punto alguno en el Trabajo, aun después de años de contacto, y no hacer intento determinado alguno para hallarlo, sino seguir escuchando las propias objeciones y escepticismo es un orden de cosas del cual no se puede esperar que atraiga la fuerza neutralizante del trabajo.

Esta actitud esta muy equivocada.

Así la personalidad seguirá siendo dominante y dicha persona, como experimento, será un fracaso.

Nuevamente —fingir tener un punto en el Trabajo no hará cosa alguna para aflojar el poder de la Personalidad—.

Las verdades de este Trabajo pueden liberarnos de la personalidad, pero no si fingimos verlas y valorarlas, y en secreto no lo hacemos.

Esta actitud es muy mala.

Nuevamente —tratar de hacer el Trabajo, o de enseñarlo, según los "yo" adiestrados por nuestra vida-trabajo diaria o nuestra profesión, por cierto no será enseñarlo o hacerlo desde el lugar correcto.

Esta actitud es culpable.

Es verter el Trabajo en viejas botellas.

Se hablará según los "yo" equivocados.

Nuevamente —el hombre ambicioso en la vida no puede desplazar sus ambiciosos "Yo"-vida al Trabajo—.

No puede, por así decir, declarar: "Vamos, muchachos, lograremos aclarar esta tarea del cambio de sí en un instante".

Un hombre o una mujer exitosa tal vez sientan que como son capaces de "hacer" en la vida, pueden igualmente "hacer" en el Trabajo.

Pero ese sentir no puede ser transferido directamente al Trabajo, salvo de una mala manera.

Es un sentir típico de la falsa personalidad, que siempre cree que puede hacer.

Pero no se puede poner el amor de si y la autoestima primero en el Trabajo.

El Trabajo no tiene nada que ver con esto.

El Trabajo es difícil de cortejar, y ve instantáneamente todo lo falso en nuestra declaración de amor.

Porque para que El Trabajo responda y efectúe el milagro gradual de hacer pasiva a la personalidad, y provocar el desarrollo de la esencia, es preciso cortejarlo y amar genuinamente su enseñanza.

Eventualmente se hallará la Fuerza Neutralizante del Trabajo.

Empezará a comprender por qué se dijo una vez que a menos de ser como los niños, no se puede entrar en el círculo de la Humanidad Consciente —en el cual aún la persona con una personalidad altamente desarrollada pero con una esencia subdesarrollada no puede entrar—.

Se empezará a conocer la razón por la cual no puede entrar.

Ouspensky





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