LA FUERZA NEUTRALIZANTE
DEL TRABAJO
Por: Ouspensky
Es difícil hallar la
Fuerza Neutralizante del Trabajo.
Es inevitable una larga
búsqueda para encontrarla.
Toda persona que ha
logrado la suficiente convicción de que El Trabajo es algo real y que conduce a
una meta, tiene que emprender esa búsqueda, sola, por si misma.
No se lo puede comunicar
de una manera directa, como tampoco se puede comunicar el sabor de una manzana
a alguien que nunca la probó.
El largo período de
búsqueda para encontrar la Fuerza Neutralizante del Trabajo se inicia cuando
uno se da cuenta que no se está trabajando de una manera correcta.
Esta comprensión es un
sentimiento pasajero, un sabor momentáneo.
No es un pensamiento.
Quiero decir que una
persona cualquiera puede pensar que no esta trabajando de una manera correcta,
en especial la gente que se ha hecho al hábito y al goce de preocuparse por
todos y todas las cosas.
Pero estoy hablando de
una emoción, de un sabor interior, de un rápido discernimiento emocional, y no
de un pensamiento.
No lo sabe, pero siente
que no hace el Trabajo correctamente.
Observe que no estoy
diciendo que usted siente cómo debe hacer el Trabajo correctamente, sino que
siente que no lo esta haciendo correctamente —por el momento—.
No se le dice lo que es
correcto sino solo que algo esta mal.
Esta es la manera del
Trabajo una vez que ha empezado a actuar sobre usted.
No le indica lo que debe
hacer, pero suele darle un rápido sentimiento de disgusto por lo que está
haciendo.
Lo detiene —por el
momento—.
Se le deja a usted
hallar lo que debería hacer.
Decirle lo que debe
hacer se asemejaría a una compulsión, y seria inútil, porque la compulsión no
conduce al desarrollo interior.
Hacer una cosa debido a
la compulsión es muy diferente de hacerla debido a la comprensión.
Es solo mediante la
comprensión, que significa ver por sí por qué una cosa es necesaria, que puede
tener lugar el desarrollo interior.
Y eventualmente,
permítanme que lo diga aquí, se tiene que ver por si mismo por qué el Trabajo
es necesario para uno.
Esto nos acerca a una
actitud correcta hacia el Trabajo.
Puesto que el Trabajo
nos enseña que, mientras la vida siga siendo la única Fuerza Neutralizante que
actúa sobre nosotros, la Personalidad permanecerá activa y la Esencia pasiva,
es necesario buscar otra Fuerza Neutralizante.
Una Esencia pasiva no
puede crecer.
Esto significa que no
habrá crecimiento de la Esencia a medida que nuestra vida prosiga, fuera del
crecimiento parcial que tuvo lugar en los primeros años de la infancia.
En este caso se vive y
se muere inacabado — un experimento en el auto-desarrollo que no pudo
completarse—.
Desde luego, si la vida
nos completase, la enseñanza esotérica no existiría.
Al estar la esencia cada
vez más rodeada por las capas pesadas de la personalidad puede por ultimo
separarse completamente de ella.
Entonces una persona
esta muerta.
La personalidad la
gobierna, y perderá el poder de pensar por si misma, entre muchas otras cosas.
Solo otra y diferente
Fuerza Neutralizante proveniente del esoterismo puede modificar esta situación
y eventualmente invertirla—.
Esa otra y diferente
Fuerza Neutralizante en nuestro caso es El Trabajo Psicológico.
Su origen está fuera de
la vida.
Esto no significa que en
cuanto una persona se ponga en contacto con el Trabajo, tenga lugar ese cambio
o esa inversión, como algunos imaginan.
Muy lejos de ello.
Por muchos años seguirá
usando la Fuerza Neutralizante de la Vida y pensará según la Vida acerca del
Trabajo.
No pensará acerca de la
Vida según el Trabajo.
Esta es una de las
dificultades.
No puede evitar trabajar
según la Personalidad por mucho tiempo y así sus esfuerzos provendrán de la
parte mala en si misma, y de motivos equivocados.
Sin la fuerza del nuevo
pensar según las ideas del Trabajo, intentará hacer pasiva a la personalidad
por medio de la personalidad.
Pero al cabo de un
tiempo empezará a ver que esto es así —hasta cierto punto— debido a los breves
sentimientos de que las cosas no andan bien.
Como dije, es difícil, y
exige una prolongada búsqueda hallar la Fuerza Neutralizante del Trabajo —la
fuerza que eventualmente hace que la Personalidad sea pasiva—.
MEDITANDO sobre cómo la
personalidad, con sus prejuicios adquiridos, sus imitadas actitudes, sus topes
y sus reacciones mecánicas, rodea la esencia como una alta muralla circular,
vemos que es la causa principal de nuestra prisión.
Se protege a si misma.
Consideren como se venga
con el resentimiento.
Es activa — esto es,
ustedes están a su cargo—.
La parte de nosotros que
puede crecer después que se ha formado la personalidad está ahora encerrada en
una casita dentro de esa muralla —a la que tomamos como nosotros mismos—.
¿No es extraño que hemos
de construir esa muralla, ladrillo tras ladrillo, en la primera parte de
nuestra vida, y hacerla tan fuerte como sea posible y luego, en la segunda
parte, derribarla, construir y ampliar la casita con algunos de los ladrillos?
Reforzada por la falsa
personalidad con sus inagotables poderes de engaño, la Personalidad, que es esa
muralla, puede emprender muy fácilmente el Trabajo de tal manera que hace creer
a una persona que está trabajando según la nueva Fuerza Neutralizante del
Trabajo.
Mientras que en todo ese
tiempo está trabajando según la antigua Fuerza Neutralizante de la Vida.
Tal vez desee ser
excelente o se piense que está dotada de misteriosos poderes y cosas
semejantes.
Pero sea cual fuere el
motivo, si la gente sigue trabajando según la personalidad y así según motivos
pertenecientes a la Fuerza Neutralizante de la Vida, el Trabajo no puede
arraigarse apropiadamente.
Si nunca experimentan
los transitorios y peculiares sentimientos de que no están trabajando
correctamente, se quedan detenidos.
Tal vez no se den cuenta
de ello.
Necesitan un choque.
Una de las razones es
que no ven verdad alguna en el Trabajo por si mismos.
Hablan del Trabajo de
memoria pero no según la percepción de su verdad.
Ver la verdad actúa como
un choque —el cual no se dan a si mismos—.
Esto se debe a que el orden
de Verdad enseñado por el Trabajo solo puede ser comprendido por las divisiones
más interiores de los centros y no por las divisiones exteriores donde mora la
mente sensual.
El Trabajo no es una
verdad sensual.
El suelo de la mente
sensual no es conveniente para que puedan crecer en él las semillas del
Trabajo.
Puede recordar la
enseñanza del Trabajo pero no comprenderla.
Ahora bien, si una
persona nunca ve por si misma y entiende la verdad de una sola de las ideas
enseñadas por el Trabajo, NO TIENE PUNTO ALGUNO en el Trabajo, tal como suele
decirse.
Dentro de ella todo se
desplaza como la arena en el desierto.
Nada hay de lo cual
aferrarse.
No tener punto alguno en
el Trabajo, aun después de años de contacto, y no hacer intento determinado
alguno para hallarlo, sino seguir escuchando las propias objeciones y
escepticismo es un orden de cosas del cual no se puede esperar que atraiga la
fuerza neutralizante del trabajo.
Esta actitud esta muy
equivocada.
Así la personalidad
seguirá siendo dominante y dicha persona, como experimento, será un fracaso.
Nuevamente —fingir tener
un punto en el Trabajo no hará cosa alguna para aflojar el poder de la
Personalidad—.
Las verdades de este
Trabajo pueden liberarnos de la personalidad, pero no si fingimos verlas y
valorarlas, y en secreto no lo hacemos.
Esta actitud es muy
mala.
Nuevamente —tratar de
hacer el Trabajo, o de enseñarlo, según los "yo" adiestrados por
nuestra vida-trabajo diaria o nuestra profesión, por cierto no será enseñarlo o
hacerlo desde el lugar correcto.
Esta actitud es
culpable.
Es verter el Trabajo en
viejas botellas.
Se hablará según los
"yo" equivocados.
Nuevamente —el hombre
ambicioso en la vida no puede desplazar sus ambiciosos "Yo"-vida al
Trabajo—.
No puede, por así decir,
declarar: "Vamos, muchachos, lograremos aclarar esta tarea del cambio de
sí en un instante".
Un hombre o una mujer
exitosa tal vez sientan que como son capaces de "hacer" en la vida,
pueden igualmente "hacer" en el Trabajo.
Pero ese sentir no puede
ser transferido directamente al Trabajo, salvo de una mala manera.
Es un sentir típico de
la falsa personalidad, que siempre cree que puede hacer.
Pero no se puede poner
el amor de si y la autoestima primero en el Trabajo.
El Trabajo no tiene nada
que ver con esto.
El Trabajo es difícil de
cortejar, y ve instantáneamente todo lo falso en nuestra declaración de amor.
Porque para que El
Trabajo responda y efectúe el milagro gradual de hacer pasiva a la
personalidad, y provocar el desarrollo de la esencia, es preciso cortejarlo y
amar genuinamente su enseñanza.
Eventualmente se hallará
la Fuerza Neutralizante del Trabajo.
Empezará a comprender
por qué se dijo una vez que a menos de ser como los niños, no se puede entrar
en el círculo de la Humanidad Consciente —en el cual aún la persona con una
personalidad altamente desarrollada pero con una esencia subdesarrollada no
puede entrar—.
Se empezará a conocer la
razón por la cual no puede entrar.
Ouspensky
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