EL TRABAJO
PSICOLOGICO
EL ESTUDIO DE LOS
PAPELES
Por: Ouspensky
Cada hombre tiene un
repertorio definido de papeles que desempeña en circunstancias ordinarias.
Tiene un papel para
cada clase de circunstancias en que se encuentra habitualmente; pero colóquenlo
en circunstancias ligeramente diferentes, y será incapaz de descubrir el papel
que concuerda con ellas, y por un
breve instante se tornará él mismo.
El estudio de los
papeles que cada uno desempeña es una parte indispensable del conocimiento de
sí.
El repertorio de cada
hombre es extremadamente limitado.
Si un hombre dice
simplemente «Yo» e «Ivan Ivanovich», no se verá a sí mismo todo entero, porque
«Ivan Ivanovich» tampoco es uno solo; cada hombre tiene por lo menos cinco o
seis de ellos: uno o dos para su familia, uno o dos para su oficina (uno para
sus superiores y el otro para sus subordinados), uno para sus amigos en el
restaurante, y otro también, quizá, para las conversaciones intelectuales sobre
temas sublimes.
Según los momentos,
este hombre está completamente identificado con uno u otro, y es incapaz de
separarse de él.
Ver sus papeles,
conocer su propio repertorio, y sobre todo saber cuán limitado es, ya es saber
mucho.
Pero he aquí lo más
importante: fuera de su repertorio, es decir tan pronto algo le haga salir de
su rutina, aunque sólo sea por un momento, un hombre se sentirá terriblemente
incómodo, y entonces hará todo esfuerzo para volver cuanto antes a uno u otro
de sus papeles habituales.
Recae en el camino
trillado, y todo se encarrila de nuevo sin tropiezos para él: todo sentimiento
de malestar y de tensión ha desaparecido.
Siempre es así en la
vida.
Pero en el trabajo,
para observarse a sí mismo, es absolutamente necesario admitir este malestar y
esta tensión, y no temer los estados de incomodidad e impotencia.
Sólo a través de
éstos puede un hombre realmente aprender a verse.
Y es fácil captar la
razón.
Cada vez que un
hombre no se encuentra en uno de sus papeles habituales, cada vez que no puede
hallar dentro de su repertorio el papel que convenga a una situación dada, se
siente como un hombre desnudo.
Tiene frío, tiene
vergüenza, quisiera huir para que nadie le vea.
Sin embargo, surge la
pregunta: ¿qué es lo que quiere?
Si quiere una vida
tranquila, ante todo nunca debe salir de su repertorio.
En sus papeles
habituales, se siente a sus anchas y en paz.
Pero si quiere
trabajar sobre sí mismo, tiene que destruir su “paz”.
Ouspensky
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