martes, 20 de enero de 2015

EL FIN LA CAUSA Y EL EFECTO

 EL TRABAJO PSICOLOGICO
EL FIN, LA CAUSA Y EL EFECTO
Por: Maurice Nicoll

De acuerdo con la formulación dada por el Trabajo, entran tres fuerzas en cada manifestación.

Una fuerza no puede producir una manifestación.

Tampoco lo pueden dos fuerzas.

Solo tres fuerzas, activa, pasiva y conectante, en relación una con otra, pueden lograrlo.

Tres fuerzas activas, o tres fuerzas pasivas, o tres fuerzas conectantes o neutralizantes, no pueden producir una manifestación.

Lo que quiero decir es que las tres fuerzas que crean la manifestación deben estar relacionadas entre si como activa, pasiva y conectante.

Lo interesante es esta relación.

La misma fuerza puede ser activa en una triada, pasiva en otra, y neutralizante en una tercera triada, según como este interrelacionada con las otras dos fuerzas.

Esta formulación es bastante clara.

Sin embargo, no la entendemos claramente.

Aun cuando meditemos a menudo sobre su significado, sigue siendo misteriosa porque, de hecho, asciende al misterio de la Misma Trinidad primordial, que nunca fue comprendida por hombre alguno con la mente sensual ni se conectó con sus limitados sentidos.

No obstante, quedan los escritos de quienes han contemplado durante un instante un poco de su infinito significado, pero solo cuando de súbito la mente supra sensual se abre.

Esto es lo que llamamos la mente interior a la cual nos hemos referido recientemente.

La mente exterior o formatoria, la "tercera-fuerza-ciega", es obviamente un instrumento inútil para este propósito.

Diré aquí, empero, que, en lugar de afanarse laboriosamente con esa mente, esperando apoderarse de la Trinidad por su medio, es preferible reconocer primero que estamos en presencia de algo que esta muy por encima de nosotros, y luego, con ésta emoción, tratar de aprehender lo que podamos a nuestro nivel.

Hay muchas ideas preliminares que tienen que ver con el misterio de las tres fuerzas que se entienden hasta cierto punto y para las cuales se pueden hallar ejemplos aproximados.

Empezaré con esta pregunta: ¿por qué dos hombres iguales, que al parecer hacen la misma cosa, llegan a resultados tan diferentes?

La respuesta es que sus fines son diferentes.

Digamos que el fin de uno es el poder y el fin del otro es el uso.

Además supongamos que van a emplear los mismos medios para llevar a efecto sus fines.

Es decir, irán a la misma Universidad y escucharán a los mismos profesores y estudiarán en los mismos libros.

Reparen en las tres cosas implicadas —fin, medios y efecto—.

Ahora bien, esas tres cosas se interpenetran la una con la otra.

La una está en la otra.

El fin penetra en el efecto y los medios penetran en el efecto y el efecto esta en relación con el fin.

En lo concerniente a la interpretación de los tres aspectos de la suprema Trinidad, JUAN anota muchos de los más profundos dichos de Cristo.

La calidad de su Evangelio es totalmente distinta de la de los otros, y las gentes no lo leen porque no es tanto una narración de hechos cuanto una relación del más alto nivel.

Leído en una actitud equivocada parece negativo y hasta reiterativo.

En realidad es el más poderoso de todos los Evangelios.

Este Evangelio nos hace ver por si mismo, cuando se esta pronto para ello, por que Juan era el discípulo a quien más amaba Cristo.

Se refiere al Segundo Choque Consciente que, de paso, nada tiene que ver con el amor físico.

Se refiere a las relaciones de Cristo con Dios y con sus discípulos.

No vamos a discutirlo.

Regresemos al caso de los dos hombres que estábamos imaginando.

La calidad de sus fines no es similar.

En uno el amor a gobernar, el amor al poder, el amor a las posiciones elevadas, etc., constituyen el fin al cual apunta.

Esto interpenetra los medios que emplea y el logro del propósito, que es el resultado o efecto.

El fin está en el efecto y está en los medios.

Sin embargo los tres son diferentes, pero están a tal punto asociados y se interpenetran de tal modo que constituyen una sola unicidad de unidad.

Este hombre llega a ser arzobispo: su amor a gobernar se ve ahora satisfecho.

En el caso del otro hombre, su fin primordial es ser útil.

Empleando los mismos medios que el otro, llega a ser un sacerdote en un distrito pobre donde es indudable que lo quieren mucho.

No pienso ser sentimental.

Ahora bien, los resultados son tan diferentes porque los fines primordiales eran tan diferentes, aunque los medios eran los mismos.

Este ejemplo es trivial, pero confronta a cada uno de ustedes con la pregunta de por qué hacen el Trabajo.

¿Cuál es su razón? ¿Cuál es su fin? ¿Solo trata de ser el primero? ¿Su fin es lograr poderes sobrenaturales? ¿Tiene algo que ver con ello la envidia? ¿Su fin es renovar su juventud —un fin no muy digno, diría yo?

Su propósito o fin cambia, desde luego, a medida que comprende mejor el Trabajo.

Ya que implica su muerte, tiene que ser así.

Hablo psicológicamente.

Al principio quiere más de esto o de aquello y hasta mucho más.

Más tarde quiere menos y menos de esto y de aquello.

Todo se invierte —o debiera hacerlo.

Quiere librarse de cosas que observa en si mismo.

Desea vender montones de cosas que creía bellas, y comprar una cosa.

Estar en posesión del Yo Real sería maravilloso.

Claro esta, si esta trabajando bajo la influencia de un fin malo, como el arzobispo que hemos imaginado y que apuntaba a mandar, usted, a solas, según si mismo, no desea comprar cosa alguna, ni en verdad librarse de nada si no lo puede hacer en público.

El público no es el fin correcto.

Aun así, cabe la posibilidad de trabajar desde un mal lugar durante mucho tiempo y luego de repente se hace la luz y se vé lo que estaba haciendo y se lo reconoce en secreto y entonces todo ocupa el lugar que le corresponde.

Luego, su trabajo no depende de nadie sino de usted mismo y usted posee fortaleza interior en vez de debilidad.

Cuando se alcanza esa etapa —y puede suceder— ya no le pueden robar más.

Este es uno de los significados de poner el tesoro en un mal lugar y en un buen lugar.

Los lugares buenos y los malos están en usted.

Un fin malo significa un mal lugar.

El Trabajo puesto en un mal lugar en usted puede ser destrozado o robado.

El versículo que se refiere a este particular es el siguiente:

"No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan"
(Mateo, VI, 19-20).

Tal vez le cueste imaginarse cuán difícil es hacer algo en el Trabajo desde un motivo absolutamente puro y evitar hacer una cosa "para ser visto por los hombres".

En lo que respecta al significado de tierra y cielo en el dicho más arriba, ésta expresión se utiliza a menudo para aquello que esta en un nivel más bajo y para lo que esta en un nivel más alto.

Ya sabemos que lo más bajo y lo más alto corresponden a lo externo y lo interno.

Lo inferior es externo a lo superior y lo superior es interno a ello.

Hacerse tesoros en el cielo significa por lo tanto comprender el trabajo con la mente interior porque tal comprensión no nos puede ser quitada y no depende de nada externo tal como el aliento o la alabanza.

Pero lo hemos visto en los comentarios anteriores al encarar esta cuestión desde otros ángulos.

Maurice Nicoll





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