GNOSIS
LAS TINIEBLAS
POR: SAMAEL AUN WEOR
Uno de los problemas más difíciles de nuestra época ciertamente viene a
ser el intrincado laberinto de las teorías.
Indubitablemente, por estos tiempos se han multiplicado exorbitantemente
por aquí, por allá y acullá las escuelas seudo-esoteristas y seudo-ocultistas.
La mercadería de almas, de libros y teorías es pavorosa, raro es aquel
que entre la telaraña de tantas ideas contradictorias logre en verdad hallar el
camino secreto.
Lo más grave de todo esto es la fascinación intelectiva; existe la
tendencia a nutrirse estrictamente en forma intelectual con todo lo que llega a
la mente.
Los vagabundos del intelecto ya no se contentan con toda esa librería
subjetiva y de tipo general que abunda en los mercados de libros, sino que
ahora y para colmo de los colmos, también se atiborran e indigestan con el
seudo-esoterismo y seudo-ocultismo barato que abunda por doquiera como la mala
hierba.
El resultado de todas estas jergas es la confusión y desorientación
manifiesta de los bribones del intelecto.
Constantemente recibo cartas y libros de toda especie; los remitentes
como siempre interrogándome sobre ésta o aquella escuela, sobre tal o cual
libro, yo me limito a contestar lo siguiente: Deje Ud. la ociosidad mental; a
Ud. no tiene porqué importarle la vida ajena, desintegre el yo animal de la
curiosidad, a Ud. no deben importarle las escuelas ajenas, vuélvase serio,
conózcase a sí mismo, estúdiese a sí mismo, obsérvese a sí mismo, etc., etc.,
etc.
Realmente lo importante es conocerse a sí mismo profundamente en todos
los niveles de la mente.
Las tinieblas son la inconsciencia; la luz es la conciencia; debemos
permitir que la luz penetre en nuestras tinieblas; obviamente la luz tiene
poder para vencer a las tinieblas.
Desgraciadamente las gentes se encuentran auto-encerradas dentro del
ambiente fétido e inmundo de su propia mente, adorando a su querido Ego.
No quieren darse cuenta las gentes de que no son dueños de su propia
vida, ciertamente cada persona está controlada desde adentro por muchas otras
personas, quiero referirme en forma enfática a toda esa multiplicidad de yoes
que llevamos dentro.
Ostensiblemente cada uno de esos yoes pone en nuestra mente lo que
debemos pensar, en nuestra boca lo que debemos decir, en el corazón lo que
debemos sentir, etc.
En estas condiciones la humana personalidad no es más que un robot
gobernado por distintas personas que se disputan la supremacía y que aspiran al
supremo control de los centros capitales de la máquina orgánica.
En nombre de la verdad hemos de afirmar solemnemente que el pobre animal
intelectual equivocadamente llamado hombre aunque se crea muy equilibrado vive
en un desequilibrio psicológico completo.
El mamífero intelectual en modo alguno es unilateral, si lo fuera sería
equilibrado.
El animal intelectual es desgraciadamente multilateral y eso está
demostrado hasta la saciedad.
¿Cómo podría ser equilibrado el humanoide racional? Para que exista
equilibrio perfecto se necesita de la conciencia despierta.
Solo la luz de la conciencia dirigida no desde de los ángulos sino en
forma plena central sobre nosotros mismos, puede acabar con los contrastes, con
las contradicciones psicológicas y establecer en nosotros el verdadero
equilibrio interior.
Si disolvemos todo ese conjunto de yoes que en nuestro interior
llevamos, viene el despertar de la conciencia y como secuencia o corolario el
equilibrio verdadero de nuestra propia psiquis.
Desafortunadamente no quieren darse cuenta las gentes de la
inconsciencia en que viven; duermen profundamente.
Si las gentes estuvieran despiertas, cada cual sentiría a sus prójimos
en sí mismos.
Si las gentes estuvieran despiertas, nuestros prójimos nos sentirían en
su interior.
Entonces obviamente las guerras no existirían y la tierra entera sería
en verdad un paraíso.
La luz de la conciencia, dándonos verdadero equilibrio psicológico,
viene a establecer cada cosa en su lugar, y lo que antes entraba en conflicto
íntimo con nosotros, de hecho queda en su sitio adecuado.
Es tal la inconsciencia de las multitudes que ni siquiera son capaces de
encontrar la relación existente entre luz y conciencia.
Incuestionablemente luz y conciencia son dos aspectos de lo mismo; donde
hay luz hay conciencia.
La inconsciencia es tinieblas y éstas últimas existen en nuestro
interior.
Solo mediante la auto-observación psicológica permitimos que la luz
penetre en nuestras propias tinieblas.
"La luz vino a las tinieblas pero las tinieblas no la
comprendieron".
samael aun weor
No hay comentarios:
Publicar un comentario