EL HABLAR POR HABLAR
No hay nada dañino en
el hecho mismo de hablar.
Pero en algunas
personas, especialmente en aquellas que lo notan menos, es en realidad un
vicio.
Hablan todo el
tiempo, donde quiera que estén, mientras trabajan, mientras viajan, y hasta
mientras duermen.
Nunca dejan de
hablarle a alguien, si hay alguien con quien hablar, y si no hay nadie se
hablan a sí mismos.
Esto, también, no
sólo debe ser observado sino RESISTIDO tanto como sea posible.
Uno no puede observar
nada si no controla su hablar, y todos los resultados de las observaciones se
evaporarán de inmediato al hablar.
Además, podemos
señalar el hábito de hablar sin cesar, de todo y a todo el mundo, y si no hay
nadie, de hablarse a sí mismo; el hábito de alimentar quimeras, el ensueño
perpetuo, nuestros cambios de humor, los continuos pasajes de un sentimiento a
otro, y miles de cosas completamente inútiles que el hombre se cree obligado a
sentir, pensar, hacer o decir.
"Para regular y
equilibrar el trabajo de los tres centros cuyas funciones constituyen nuestra
vida, es indispensable economizar la energía producida por nuestro organismo;
no hay que derrocharla en un funcionamiento inútil, sino ahorrarla para la
actividad que unirá gradualmente los centros inferiores con los centros
superiores.
ouspensky
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